Hay una larguísima lista de inventos escoceses gracias a los cuáles el mundo cambió para siempre. Objetos como el teléfono, la bicicleta o la televisión, ingenios como la máquina de vapor o la jeringuilla hipodérmica, descubrimientos (también he incluido algunos, además de inventos) como la penicilina o los logaritmos… Inventos hechos por necesidad, por casualidad, por ansia de conocimiento o por amor, todos ellos están rodeados por las increíbles historias de sus inventores o descubridores.
¡Acompañame en este viaje por la ciencia, la tecnología y los inventos escoceses!
11 inventos escoceses que cambiaron el mundo
* Antes de dar paso a esta recopilación de descubrimientos e inventos escoceses, me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que todos ellos fueron hechos por hombres. En el campo de los avances científicos y tecnológicos históricos es donde más se siente la discriminación hacia las mujeres, fruto de una educación elemental muy inferior o directamente ausente, de la prohibición de estudiar en la Universidad y de una falta total oportunidades para desarrollarse en el mundo laboral. Así, para subsanar el hecho de que no he podido incluir a ninguna mujer entre los inventores de esta lista, en breve publicaré en el blog una recopilación de mujeres en la ciencia y la tecnología de Escocia. Mientras tanto, puedes leer esta otra sobre mujeres imprescindibles en la historia escocesa.
1. El teléfono – Alexander Graham Bell
Alexander Graham Bell nació en Edimburgo en 1847 y es el padre de decenas de inventos escoceses, aunque la mayor parte de su carrera se desarrolló en EEUU.
Tanto su madre como su esposa eran sordas, esta última a causa de haber padecido gravemente la escarlatina a los cinco años. A causa de esto, Graham Bell y su padre (y también sus hermanos, pero estos murieron muy jóvenes de tuberculosis) centraron sus estudios en la elocución, el habla y la audición, gracias a lo que terminó inventando el teléfono*, entre otros dispositivos para facilitar y medir la escucha como el fotófono o el audímetro.
*En puridad, Antonio Meucci habría inventado antes el teléfono, pero nunca registró la patente por falta de medios económicos y en su documentación nunca llegó a figurar que hubiera logrado la transmisión electromagnética de la voz mediante su dispositivo. En 2002, no obstante, el Congreso de los EEUU le rindió honores por su gran contribución al desarrollo del teléfono, algo a lo que el Senado se negó. El asunto sigue en disputa.

Hasta tal punto la investigación de la sordera era importante para él, que cuando en 1876 obtuvo la patente por el teléfono en EEUU, (país al que se mudó a los veintitrés años huyendo de la tragedia de la muerte de sus hermanos), lo consideró una intrusión en su carrera e incluso se negó a tener un aparato en casa. Él siempre se consideró a sí mismo, únicamente, «un maestro de sordos».

Además de por el teléfono y el fotófono, Graham Bell (en solitario o con su equipo de colaboradores), también consiguió patentes por el telégrafo (aunque no lo inventó) y por varios vehículos aéreos e hidroplanos. Sus investigaciones e inventos cubrieron campos como los de las telecomunicaciones, la medicina, los combustibles alternativos, la industria química, la pedagogía y la investigación genética, y hasta estipuló los paneles solares como métodos alternativos de producción de energia.
2. La televisión – John Logie Baird
John Logie Baird nació en Helensburgh, cerca de la ciudad de Glasgow, en 1888 y es el padre de un sistema de comunicación sin el que mucha gente no sabría vivir: la televisión.
Baird era el hijo más joven del pastor presbiteriano de St Bride. Su madre, sin embargo, aunque era huérfana, provenía de una rica familia de constructores navales (el gran negocio de la época) de Glasgow. Estudiar y trabajar en aquella gran ciudad le brindó a Baird, socialista convencido, muchas oportunidades para desarrollarse, pero también contribuyó a su mala salud.

No obstante, en 1924 Baird terminó desarrollando una tecnología que permitía producir imágenes en blanco y negro que se movían en directo, gracias a la reflección: había desarrollado el primer sistema de televisión funcional. Un año más tarde, la cabeza parlante de Stooky Bill, un muñeco de ventrílocuo, fue la primera transmisión de televisión del mundo. No contento con ello, en 1928 Baird logró también la primera transmisión del mundo de televisión en color, en la que una joven se probaba varios sombreros.

En 2006, John Logie Baird fue nombrado uno de los diez científicos más importantes de la historia de Escocia. ¡Y es que hay muy poca gente que, hoy en día, no tenga un televisor en su casa!
3. La penicilina – Sir Alexander Fleming
Alexander Fleming nació en 1881 en el pueblecito de Darvel, en Lochfield Farm. En su caso, no se trata de inventos escoceses sino de descubrimientos que, verdaderamente, cambiaron el mundo para siempre y que le hicieron ganar un Premio Nobel.

Tras formarse en su área local, a los dieciéis años Fleming se marchó a Londres a buscar fortuna. De no haber heredado poco tiempo después un dinero que le permitió estudiar medicina y, más tarde, bacteriología y microbiología, tal vez habríamos perdido su descubrimiento para siempre. Tras finalizar la carrera, entró a trabajar como asistente de Sir Almroth Wright, un bacteriólogo brillante, pionero en el campo de la inmunología y las vacunas. Más tarde, Alexander Fleming serviría como médico en la IGM, trabajando incluso en el frente occidental, donde pudo realizar investigaciones in situ sobre cómo funcionaban los analgésicos y las bacterias.

Tras la guerra, en 1922 descubrió accidentalmente (gracias a sus propios mocos) la lisozima y, en 1928, a raíz de un hongo y debido a un descuido, descubrió la penicilina, uno de los descubrimientos más grandes de la historia de la medicina: gracias a este nuevo antibiótico, millones de personas en el mundo que podrían haber muerto a causa de infecciones, salvaron su vida.

Alexander Fleming recibió el Premio Nobel de Medicina en 1941 y en 1944 fue nombrado caballero por el rey George VI. En 2009, en una encuesta nacional, fue elegido el tercer escocés más influyente la historia, solo por detrás de Robert the Bruce y William Wallace.
4. La bicicleta – Kirkpatrick Macmillan
Kirkpatrick Macmillan nació en Keir, en Dumfries & Galloway, en 1812 y se cree generalmente (aunque en realidad los historiadores no se ponen de acuerdo) que inventó un medio de transporte que no pasa de moda: la bicicleta.

Kirkpatrick Macmillan era un herrero y en 1839, cuando residía en Glasgow, inventó y construyó un modelo en madera de lo que sería la futura bicicleta que todos conocemos. Tenía dos ruedas de madera con cubiertas de hierro: la frontal era orientable y más pequeña y la trasera era de mayor tamaño. Ambas estaban conectadas por unos pedales gracias a una serie de varillas metálicas.

La noticia más temprana que tenemos de esta bicicleta es una nota de prensa de 1842 en un periódico de Glasgow, que reseñaba que «un caballero de Dumfries, a horcajadas de un velocípedo de ingenioso diseño, ha arrollado a un peatón y se le ha multado con cinco chelines». ¡Si no era Kirkpatrick Macmillan, debía ser un conocido suyo montado en su bicicleta!

En realidad, no se tiene la certeza de que Macmillan fuese el primero en diseñar una bicicleta y, de hecho, no fue reconocido en su tiempo como su inventor. Durante mucho tiempo, se creyó que este era un tal Gavin Dalzell, que le habría copiado el ingenio en 1846. Sería James Johnston, un descendiente de Macmillan, quien intentaría hacerle justicia a su antepasado a finales del siglo XIX.
¡Pero lo cierto es que es imposible afirmar a ciencia cierta quién diseñó la primera bicicleta, siendo este uno de los inventos escoceses más controvertidos!
5. La máquina de vapor – James Watt
James Watt nació en Greenock, un pueblo cercano a Glasgow que vivía de los astilleros, en 1736. Ingeniero mecánico, químico e inventor de ingenios, gracias en buena parte a él y a su máquina de vapor de agua, la revolución industrial se desarrolló brillantemente en Gran Bretaña.

La familia de Watt era la de un próspero constructor de barcos y él fue educado en casa por su propia madre, que era una mujer extraordinariamente culta. Pronto, el pequeño demostró tener una gran capacidad para las Matemáticas. Tras trabajar unos años con su padre, cuando la empresa de este quebró y su madre falleció, James Watt se marchó a buscar fortuna a Glasgow, donde se dedicó a fabricar instrumentos de medición.

James Watt quizás nunca habría destacado en su campo de no haber sido por la aparición en su vida de Alexander MacFarlane, un astrónomo y matemático que le abrió las puertas a trabajar con la Universidad de Glasgow. Allí, Watt hizo amistad con los famosos Joseph Black y Adam Smith. Fue entonces cuando comenzó a interesarse por los ingenios de vapor contemporáneos y detectó sus fallos.

Y así, mejorando la ya existente Máquina de Newcomen, James Watt dio a luz a la máquina de vapor en 1775, comercializándola gracias al empresario inglés Matthew Boulton. ¡Sin ella la Revolución Industrial no habría sido la misma!
6. Los sellos postales adhesivos – James Chalmers
James Chalmers nació en Arbroath, en el condado de Angus, en 1782 y, aunque no se tiene la certeza absoluta de que fuese el primero del mundo (otros postulantes son el inglés Rowland Hill y el esloveno Lovrenc Kosir, entre otros) se le considera el inventor de los sellos postales adhesivos.

Aunque su destino era ser tejedor, cuando aún era un adolescente James Chalmer decidió mudarse a la vecina ciudad de Dundee en busca de un futuro mejor. Terminó estableciéndose allí como librero, impresor y editor de periódicos como «The Caledonian». Cansado de las largas esperas postales de la época, desde 1825 trabajó incansablemente para demostrar a las autoridades que el correo podía moverse más rápido por el país sin que su coste se viera incrementado.

Gracias a algunas sencillas medidas de optimización, James Chalmer logró ganar un día en el correo entre Edimburgo y Londres. Finalmente, en 1837, presentó su propuesta de un sello postal adhesivo de uno y dos peniques que servía, además, para cerrar la carta, algo tremendamente innovador para la época. Además de sumar uno más a los inventos escoceses de la época, James Chalmers luchó porque el servicio postal fuese siempre eficiente y barato, para que todo el mundo pudiera utilizarlo.
7. La identificación forense por huella dactilar – Henry Faulds
Henry Faulds nació en el pueblecito de Beith, en North Ayrshire, en 1843. Procedente de una familia muy humilde, terminaría, sin embargo, viajando por todo el mundo y desarrollando el sistema de identificación mediante huellas dactilares.

Siendo un adolescente, Henry Faulds tuvo que abandonar sus estudios en Beith para ir a trabajar a Glasgow y conseguir dinero para mantener a su familia. No obstante, consiguió inscribirse en la Universidad, donde terminó graduándose en Medicina y acabó siendo misionero en la India y en Japón. Allí, Faulds establecería en 1874 la primera misión de habla inglesa de la historia, cuyo destino era servir de hospital y escuela a los más desfavorecidos. Gracias a sus conocimientos, disminuyeron considerablemente las muertes por cólera, rabia e infecciones.

Un día, curioseando en una excavación arqueológica, Faulds observó con asombro cómo se habían conservado sobre la cerámica huellas digitales de gran antigüedad. Al compararlas con las suyas y las de los que le acompañaban, vio que ninguna era exactamente igual y se convenció de que cada una era única y podía servir como método de identificación forense.

Gracias a la colaboración del polímata inglés Francis Galton, su tesis llegó a las altas esferas de Londres y, aunque al principio fue rechazada (de hecho, Faulds nunca vería sus sistema en práctica en vida), terminó siendo la base de un nuevo sistema de identificación forense mediante huella dactilar. ¡El primer CSI de la historia!
8. Los logaritmos y el Ábaco Neperiano – John Napier de Merchiston
John Napier o, como es conocido popularmente, el Excelente Merchiston, nació en Merchiston Tower, en Edimburgo, en 1550. Sería el descubridor de los logaritmos, el inventor de una de las primeras calculadoras de la historia y, en general, uno de los matemáticos más brillantes del mundo.

John Napier procedía de una familia de alta alcurnia y, tras recibir educación en casa, entró en la Universidad de St Andrews a los trece años. Sin embargo, St Andrews sufría en aquella época los estragos de la violencia de la Reforma y John Napier terminó marchándose al continente. Regresaría con veintiún años siendo ya, prácticamente, un erudito.

Napier dedicó el resto de su vida a la investigación, principalmente a la matemática y, así, en 1614 terminó descubriendo los logaritmos, hoy conocidos como logaritmos neperianos en su honor. También, como hemos mencionado, desarrolló algunas calculadoras manuales, siendo la más famosa el Ábaco Neperiano, que consiste en un tablero dividido en casillas y unas varillas. Además, Napier también se interesó por la teología y por lo oculto, llegando a tener fama de brujo y nigromante (hay que tener en cuenta que en la época te podían terminar llamando brujo por cualquier cosa).

El desarrollo de los logaritmos simplificó enormemente los cálculos matemáticos en una época en la que no existían las computadoras y, aunque hoy en día hay aparatos que hacen enormes cálculos de forma automática, los logaritmos siendo siendo imprescindibles en muchos campos.
9. El hipnotismo – James Braid
James Braid nació en el condado de Kinross en 1795 y, aunque hoy en día su nombre no es demasiado conocido, sí lo es la disciplina que él mismo inventó: el hipnotismo.
Tras casarse muy joven, James Braid comenzó su carrera de cirujano con apenas diecisiete años en la Universidad de Edimburgo, trabajando como médico privado en varios lugares de Escocia hasta que decidió mudarse a Manchester, en Inglaterra, a los treinta y cuatro años.

En aquella época estaba muy de moda una teoría llamada mesmerismo o magnetismo animal (inventada por Franz Mesmer, otro pionero del hipnotismo), de la que James Braid, que era totalmente escéptico, tuvo la oportunidad de ver una demostración en 1841. Como científico que era, se dedicó a estudiar si el mesmerismo realmente afectaba físicamente a las personas (usándose a sí mismo como sujeto de pruebas) y, para su sorpresa, encontró que así era. Solo cuando no tuvo dudas de su seguridad y de su veracidad, lo practicó sobre otras personas.

James Braid terminó desarrollando no solo la práctica del hipnotismo sino también la de la hipnoterapia, es decir, usar la hipnosis para ayudar personas con cierto tipo de problemas. Si bien Franz Mesmer abrió el camino, se considera a Braid el padre del hipnotismo moderno. Además, este innovador cirujano también realizó avances sobre la anestesia, el estrabismo y las deformidades óseas.
10. El neumático – John Boyd Dunlop y Robert W. Thomson
John Boyd Dunlop nació en Dreghorn, North Ayrshire, en 1840, y pasaría a la historia por ser el inventor del neumático con cámara de aire en 1888.

John Boyd Dunlop estudió cirugía veterinaria en la Universidad de Edimburgo y, diez años después, se mudó a Downpatrick, cerca de Belfast. Como ya estaba familiarizado con el caucho, cuando vió las dificultades de su hijo para ir en triciclo al colegio por las calles heladas del pueblo, inventó para él en 1888 unas ruedas neumáticas con cámara de aire. Cuando vió lo útiles que eran, decidió comercializarlas y muy pronto se hicieron imprescindibles para los ciclistas de la época.

Sin embargo, el también escocés Robert W. Thomson habría patentado unos neumáticos muy parecidos cuarenta años antes, pasando desapercibido en la época porque aún no había suficientes vehículos que las necesitaran. Por este motivo, ambos inventores están consignados aquí.

De todos los inventos escoceses de esta recopilación, los neumáticos son uno de los más importantes actualmente. La empresa que le compró a Dunlop los derechos sobre su invento fue una importantísima multinacional hasta 1985 y hoy aún es una de las mejores marcas de neumáticos del mundo.
11. La jeringuilla hipodérmica – Alexander Wood
Alexander Wood nació en el pueblo de Cupar, en Fife, en 1817. Aunque otros le allanaron el camino en el campo de las inyecciones intravenosas y las agujas metálicas, se considera que él (junto con el francés Charles Gabriel Pravaz) fue el inventor de la jeringuilla hipodérmica o subcutánea en 1853.

La familia de Alexander Wood se mudó de Fife a Edimburgo en 1825 y, así, el joven pudo formarse en esta ciudad y terminó estudiando Medicina en la Universidad. Dedicó su juventud a trabajar como cirujano y a dar clases universitarias.

En 1842 se casaría con Rebecca Massey, la mujer por la que terminaría inventando la jeringuilla hipodérmica. Cuando, algunos años después, esta enfermó de cáncer y comenzó a sufrir tremendos dolores, Alexander Wood dedicó todos sus esfuerzos a encontrar una manera de inyectarle morfina y preparados de opio de forma subcutánea, directamente en la zona donde su esposa manifestaba dolor. Creía que esa sería la forma más efectiva de aliviarlo. Para el diseño de su ingenio se inspiró en el aguijón de las abejas.

Finalmente, Alexander Wood entendió que su invento podía aplicarse al resto de medicamentos y que podía suponer un tremendo avance para el tratamiento de muchas enfermedades y padecimientos. En 1858 fue elegido Presidente del Real Colegio de Médicos de Edimburgo. Su esposa le sobreviviría diez años.
¡Espero que te haya gustado mucho este artículo sobre los descubrimientos e inventos escoceses más importantes de la Historia! Muy pronto publicaré el artículo sobre mujeres en la ciencia y la tecnología de Escocia, ¡así que suscríbete para no perdértelo!
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De todas maneras, con Bell o sin Bell, los 11 inventos — más otros como el Químico Ramsay — teniendo en cuenta los apenas 5.5 habitantes de Escocia, son un aporte espectacular al mundo. Gracias por compartir este blog, muy interesante. Roberto Wallace, Bariloche, Argentina.
Hola,
Me gustaría sumar una información, si me lo permites. La aplicación práctica de los ensayos de Herschel, Faulds y Galton se debe a Juan Vucetich Kovacevich, de origen croata pero establecido con su familia en Argentina. En 1888 ingresó en la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en la ciudad de La Plata. El antropólogo comenzó a registrar las huellas dactilares de presos en fichas policiales y diseñó su propio sistema de clasificación, que redujo a cuatro tipos fundamentales, en función de la disposición de estas marcas.
Argentina fue entonces el primer país en apoyarse en las huellas dactilares como método de identificación
En 1892, su método sirvió para resolver, por primera vez en la historia, un homicidio mediante evidencia de huellas dactilares en la escena del crimen.
Gracias por el espacio!
Laura
Hola la verdad que muy interesante me gusto mucho, te agrego un dato que descubrí hace poco y me intereso como fotógrafa. James Clerk Maxwell nació en Edimburgo en 1831 y 1861 presentó la primera fotografía a color duradera en Londres.
Además se especializo en el campo de la matemática y formulo la teoría clásica de la radiación electromagnética,
Te lo dejo como aporte.
Un saludo enorme hasta la próximo
Hola Greta, qué interesante!! Muchísimas gracias!
Me ha encantado Ana !! Que interesante 👏👏
Cuánto me alegro de que te haya gustado!!
Sobre el invento del telefono atribuido a Bell reconocimientos del Congreso de EEUU que ratifican que el verdadero inventor es Antonio Meucci, al que le fue injustamente arrebatado el invento por Bell, que tenia mas dinero y mejores abogados. Aqui va el texto de la resolucion del 2002 con la que se reconoce oficialmente la paternidad del telefono a su legitimo inventor: https://www.congress.gov/bill/107th-congress/house-resolution/269/text
Sobre la vicisitud de Meucci y lo que paso con Bell hay mucha literatura historiografica bastante buena e interesante…
Por lo demas, muy buen blog y muy buen articulo, pero Bell no es exactamente un ejemplo a seguir como Escoces aajajaj! 🙂
Hola!!
Me alegro mucho de que te guste el blog, muchas gracias 🙂
Hice una pequeña llamada en cursiva en el apartado de Bell explicando algunas de estas cosas para corregir en parte lo que explicas en tu comentario. Creo que uno de los factores por los que sigue apareciendo Bell en todas partes en vez de Meucci, aparte de por no haber podido hacerse con la patente, claro, es porque, según he leído, en los papeles que presentó Meucci no aparecía que hubiese logrado con su dispositivo la transmisión electromagnética de la voz por corriente eléctrica. Si te soy sincera estoy segura de que estás muchísimo más al día que yo en este tema y ojalá pueda terminar de documentarme para decidir qué hacer con Mr Bell en este artículo. No me temblará la mano para rectificarlo, te lo aseguro 🙂
Un abrazo!